miércoles, 17 de diciembre de 2008

Una historia: adolescencia (Parte III)

Aquel chico se tuvo que trasladar de lugar de residencia. Al principio lo pasó mal, tenía que adaptarse a nuevas situaciones, nuevos compañeros. Al principio, seguía enamorado de aquella chica. Todo ello afecto a su rendimiento escolar. Además, sufría acoso por parte de algunos de sus compañeros. Aquel chaval sufrió mucho, y su moral se vino abajo. Ese primer curso en ese pueblo consiguió aprobar de forma ramplona. Pero el siguiente año fue un auténtico desastre. Suspendió nada menos que 5 asignaturas. Por tanto, tuvo que repetir curso. Aquello fue para él una experiencia dramática. Aquel año estaba realmente deprimido. Algunos de sus compañeros se burlaban de él, y el llegaba a casa y no lo contaba. Se tumbaba en la cama y no abría un libro. Algunas cosas positivas le pasaron por aquellos años, jugaba al fútbol sala en los juegos escolares y hizo buenos amigos. Le gustaba un compañera de instituto aunque ella nunca se enteró. Seguía siendo demasiado tímido. En aquellos tiempos no le gustaba demasiado salir de fiesta. No le llamaba la atención. Pero aquel chico tímido poco a poco volvió a cambiar. Después de haberlo pasado mal, volvió a salir adelante. Comenzó, otra vez, a sacar adelante sus estudios, a pesar de sus dificultades con las matemáticas. Le interesaban más asignaturas como Historia, Geografía, Filosofía o Economía. Había cumplido 17 años y su vida se volvía a transformar. Hizo nuevas amistades que le abrieron nuevos caminos. Comenzó a salir regularmente de fiesta. Al principio, con torpeza. No controlaba lo que bebía y bailaba de forma desaforada. Tuvo algún problema por esto. Pero ya se iba abriendo poco a poco. Ya se atrevía a más cosas. Por ejemplo, le confesó a una chica que le gustaba. El resultado no fue bueno, puesta que esta le rechazó con el argumento de que era demasiado feo para ello. Ello le hundió un poco. Pero el ya estaba lanzado y se fijó en otra chica y esta, en cambio le dijo que si. Para él fue su primera relación seria. Además, en esos meses, para recaudar dinero para el viaje de fin de la secundaria, organizaron un desfile. Y el se atrevió a desfilar. Hasta se puso mechas rubias en el pelo para estar más fashion. Aquel chaval cambió. Ya no era aquel empollón extremadamente bajito. Había crecido fisica y psicologícamente. Aquel año vivió las fiestas a tope. Y además tenía pareja. Aquella relación fue muy postivamente para él, a pesar de que no culminaron esa relación hasta pasados unos meses. Él a veces se impacentaba. Quería dejar de ser vigen. Tenía casi 18 años. Era una tarde de un mes de mayo. Los padres de su novia no estaban en casa. Ella por fin accedió a hacerlo. Aquella tarde él se entrenó en el sexo. Para él fue alucinante. Volvió a casa con la mayor de las sonrisas. Pero el curso acabó. Llegó la selectividad y aquel chaval tuvo que volver a cambiar de lugar de residencia. Durante algunos meses mes, aquella pareja sobrevivió, pero al final el amor se acabó y cada uno siguió su camino.

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